Resumen: Hay mucho más de lo que parece acerca de Meta y del Metaverso. En este artículo se analizan las causas del cambio estratégico de Facebook, su futuro a medio plazo, y el origen del Metaverso
Una de las noticias del pasado año que más impacto en el mundo de los negocios fue el anuncio del cambio de nombre de la empresa liderada por Mark Zuckerberg. Como era de esperar corrieron ríos de tinta, y muchos analistas dieron su opinión.
Una parte significativa de los comentarios acerca de este movimiento estratégico por parte de Facebook atribuyen el cambio a la necesidad de desligarse de los conflictos que la compañía ha tenido que afrontar en los últimos años. Fugas de información, tratamiento dudoso de los datos personales de sus clientes, uso tendencioso de la red social por parte de ciertos grupos o ideologías, la información falsa o fraudulenta que podemos encontrar, etc...
También lo atribuyen a la modernización, a la adaptación a las nuevas tecnologías y a un objetivo de crecimiento empresarial y diversificación mucho más consolidado.
Probablemente estas sean razones de peso y hayan ayudado a acelerar la decisión, pero yo me inclino a pensar que se trata de una estrategia más profunda que tiene que ver con otros aspectos relevantes.
Madurez
Si nos dejamos cautivar por los ingresos de Facebook concluimos que la red social está más sana que nunca, con crecimientos de facturación vertiginosos. Su situación financiera es, indiscutiblemente, excelente.
Pero no son estos números los que, a mi modo de ver, dan una buena panorámica de la situación de Facebook. Cuando lo analizamos como producto, desde el punto de vista del marketing, y apuntamos a los usuarios, realizando la segmentación geográfica y sociodemográfica adecuada, veremos que no es oro todo lo que reluce.
Basta consultar sus estadísticas de usuarios en los últimos años para darse cuenta de que hablamos de un producto con crecimientos muy bajos o nulos, especialmente en EE. UU. y Europa. Ya el año pasado sufrieron el primer golpe cuando se anunció el primer descenso del número en de usuarios a nivel global en el último trimestre. No creo que esto sea una sorpresa para nadie, desde luego.
Podemos centrarnos en el debate de por qué estos números, pero no es ese el objetivo de este artículo. Lo que más nos importa ahora es lo que significan, sobre todo lo que significan en una perspectiva de medio y largo plazo.
La principal conclusión es que Facebook ha alcanzado la madurez en su ciclo de vida en muchos de los mercados occidentales, creo que en este punto todos estamos de acuerdo. Ahora bien, a la madurez de un producto le sigue, tarde o temprano, el declive, especialmente en el dinámico mundo de la tecnología. A no ser que la compañía sea capaz de innovar, transformarse o evolucionar. Si no es capaz, entrara en la última etapa de su ciclo lo que implica adentrarse en un terreno muy peligroso, especialmente para Facebook, como veremos más adelante.
Cuando segmentamos demográficamente también observamos un claro desplazamiento de usuarios a edades más avanzadas. Aquellos que empezaron usando Facebook se mantienen per, estos datos nos dejan dudas sobre su capacidad de cautivar a las nuevas generaciones. En realidad, la duda es más inquietante si nos hacemos la siguiente pregunta ¿ cómo atraen las actuales redes sociales a las nuevas generaciones?
Declive
El declive de Facebook llegará. Podemos discutir cuándo y cómo, pero su destino está sellado. Sin embargo, hay declives largos, casi eternos, y declives cortos y es aquí donde, con bastante probabilidad, Facebook tendrá problemas. Hay dos variables que, a mi modo de ver, causarán un declive corto y una muerte rápida de Facebook: Los efectos de red y las nuevas redes sociales
Efectos de red
El concepto de efectos de red es desconocido para muchos, aunque inferido por todos, pero es fundamental para entender el éxito o el fracaso de las redes sociales (y de muchos productos tecnológicos).
Básicamente y resumiendo, los efectos de red vienen a decir que cuantos más usuarios tiene una red, mayor es su utilidad, y por tanto mayor es su valor para el ususario. Uno de los principales valores de una red social radica en que lo usen nuestros amigos, familiares, compañeros, grupos afines, asociaciones, clubs, etc…
Un producto, o servicio, afectado por los efectos de red tiene una utilidad mayor cuantos más usuarios lo utilicen y cabe concluir que, por causa de este concepto, los productos y servicios necesitan alcanzar una masa crítica de usuarios que genere valor suficiente. Una vez alcanzada dicha masa crítica, el crecimiento se vuelve exponencial, así como su valor para los usuarios. Es algo que ocurre con la mayoría de los productos sometidos a efectos de red (Skype, Zoom, WhatsApp, Telegram, Instagram, Vinted, Wallapop, etc…)
De la misma manera que el crecimiento asociado a efectos de red es exponencial, lo mismo ocurre al contrario; el declive y la pérdida de valor pueden darse de forma muy rápida ya que la perdida de usuarios disminuye el valor, y esta pérdida es, igualmente, creciente y exponencial.
Es importante señalar que no es mi intención dar por muerto al gigante, no por ahora, solo destaco que Facebook está en su madurez y que, si entra en declive, este puede ser vertiginoso.
Las nuevas redes sociales
Desde mi punto de vista, Mark Zuckerberg es consciente de que Facebook tiene fecha de caducidad a medio plazo porque, además de haber alcanzado la madurez y de la amenaza de un declive que podría producirse en un breve periodo de tiempo, sabe que la tecnología continua su avance, que las posibilidades que se abren se multiplican y que las nuevas generaciones no usan internet como se usaba hace 20 años.
Desde hace ya unos años hay un sector en el que se están gestando las nuevas relaciones sociales del mundo digital. En este mundo digital hay plataformas donde los usuarios pasan horas relacionándose, jugando, hablando e intercambiando contenido. Se hacen nuevas relaciones y se combinan diferentes actividades. Hablo de los juegos online, y de su increíble desarrollo. Es muy interesante observar cómo la actividad de jugar queda muchas veces de lado, siendo la excusa para compartir tiempo o pasar el rato con amigos.
Mark Zuckerberg lo ha visto, como lo han visto SONY, Microsoft o Nintendo. El negocio de estos gigantes no está en el hardware, está en la plataforma. Todos ellos saben que las próximas generaciones emplearán mucho más tiempo en estas plataformas y en otras como Steam, Origin, Epic Stores, que aquel que se emplea, en término medio, en las redes sociales tradicionales. La inmersión es mayor, el uso es intensivo y muchas de las plataformas que originalmente estaban pensadas para jugar han dejado de ser únicamente eso.
En estas plataformas han estado germinando relaciones sociales desde hace años, sin hacer ruido, y los lugares de encuentro han evolucionado adaptándose a los usuarios, creciendo sólidamente e innovando, forzadas por la competitividad en este sector. Es en los juegos donde se ha impulsado la VR y sus gafas, donde se usan los avatares, donde se mejoran personajes y se adquieren roles específicos. Esta ha sido la semilla.
Nadie las llama redes sociales, sino comunidades, pero lo son, con todas las de la ley. Redes sociales con influencers muy poderosos y con relaciones multiculturales. Lo único que les falta para completar el círculo es ser conscientes de ello y actuar en consecuencia, y es aquí donde entra Meta, el proyecto de Mark Zuckerberg y su equipo.
La tecnología, como no podía ser de otra manera, juega su papel. Muchas de las cosas que hacemos ahora, como ver una película, comentar en redes sociales, jugar, compartir fotos o vídeos, aprender online, trabajar online, asistir a eventos en streaming, y más, pueden suceder en un mismo sitio, en un mismo espacio virtual y ese es el concepto de metaverso que Meta quiere trasladar.
Las posibilidades de monetizar de forma diferente estas relaciones sociales están completamente inexploradas; el mercado actual está fragmentado y centrado en los juegos y no en las relaciones fuera de ellos. Falta alguien que les dé un impulso tecnológico y una visión social.
Aquel que consiga la mejor experiencia para el usuario y unifique muchas de las actividades de ocio que realizamos en la red, ganará la primera batalla. Meta quiere este premio, pero no va a ser nada fácil, porque ya hay competidores con conocimiento y experiencia que le pueden poner las cosas muy difíciles, habrá que tirar de talonario.
El futuro
Ahora bien, ¿hasta qué punto es posible ahora? Desconozco la respuesta a esta pregunta, tanto desde el punto de vista tecnológico como desde el punto de vista económico, es decir, si es asequible para el usuario medio.
Creo que socialmente sí estamos preparados; adoptamos la tecnología rápidamente y la usamos compulsivamente, nos gusta el ocio digital cada vez más y dedicamos a ello cada vez más tiempo.
Quizás los gigantes tecnológicos si tengan las respuestas, o quizás estén apostando a futuro. De lo que no me cabe la menor duda es que el tema de Meta, así como el metaverso, en cualquiera de sus concepciones, van a dar mucho de qué hablar en los próximos años, y van a provocar cambios disruptivos que aún no somos capaces de visualizar.
No olvidemos que la revolución digital no acaba más que empezar.